'Scary Clown', el elenco detrás del payaso acosador

Especial

Por María Fernanda Delgado

Ciudad de México.- Hacer que una puesta en escena vea la luz es un trabajo titánico. Desde que el guión teatral se escribe hasta la selección del reparto y el montaje en el plató, cada detalle juega un papel vital, que se traduce en el esplendor de la primera función.

El género de terror en especial resulta difícil de adaptar a teatro, sobre todo si tomamos en cuenta que este lugar no puede utilizarse ningún tipo de efecto digital, y la obra se vale completamente de su argumento y las interpretaciones actorales. 

En el caso de "Scary Clown", una obra del Teatro de Terror con más de dos años en cartelera que aborda una temática de terror psicológico, el peso recae en un reparto de cuatro personajes, que resultan tener una profundidad y carga dramática que no saltan a simple vista, pero que hacen de esta producción un referente del género en el teatro actual mexicano.

El reparto está conformado por Luis Notni, Violeta Isfel, Alexis Mar y la actriz infantil Mime Faisal.  

“Scary Clown”, puesta en escena de terror psicológico se presenta en el Foro Sylvia Pasquel, ubicado en la calle Juan Escutia 96 en la colonia Condesa, Ciudad de México, los días 12, 19 y 23 de octubre. 

Luis Notni, un multifacético actor y productor teatral funge como director y protagonista de esta puesta en escena. Su exploración del terror comenzó hace doce años, y actualmente su compañía cuenta con múltiples producciones dedicadas al género en sus distintos estilos. 

Él se considera un absoluto amante del horror, y la idea de comenzar a experimentar con el género surgió de la escasas oferta de propuestas de este tipo en la escena teatral de entonces.

“Hacer terror es complicadísimo, la gente está acostumbrada al cine, y quieren ver en teatro lo que ven en el cine, lo cual es prácticamente imposible, (...) pero la inmediatez que tienes con el público y la transmisión de sensaciones que el cine no tiene causa un impacto mayor en la gente, en teatro estás oliendo, sientes a los personajes”, comentó.

Respecto a su personaje, que resulta en una suerte de psicópata adorable y detestable en la misma medida, cuyos hechos son proporcionales al sufrimiento de su infancia.

“Yo ya tenía muy bien pensado personaje, recordemos que tiene una enfermedad emocional muy fuerte y su brote psicótico se da durante la obra, la gente tiene que amarlo y odiarlo al mismo tiempo, uno como actor tiene que estar muy consciente para no caer en clichés, es un ser humano que está pasando por un momento muy complicado, toda su infancia la sufrió muchísimo y todo lo que hace, sin que sea justificable es el resultado de todo el daño emocional que recibió”, afirmó.

Fue un reto

Para Violeta Isfel, reconocida actriz que personifica a María, hermana del payaso en la obra, resultó un reto incursionar en el género, y este papel le permitió abordar de manera catártica algunas cuestiones personales. 

“Yo no pensé que me fuera a divertir tanto haciendo terror, al principio me causaban conflicto cosas como los oscuros totales, (...) a mi lo que me encanta en este género es el contenido, estas historias, que existen, y estas personas que están tan rotas y ante su problema no tratado hacen todo tipo de cosas, son personajes con mucha profundidad.

“María me ha permitido, si bien no lo viví como lo vivió ella, este tema de sumisión, de autoestima muy baja, esa etapa de mi vida que pareciera que no la viví, sí la tuve, creo que todos hemos tenido alguna etapa donde nos sentimos inseguras, y justamente esta parte que yo en cierto grado viví pude sumárselo a María e incluso trabajarlo desde este otro lugar en mi interpretación”, mencionó.

David, una versión bizarra de mi

En la obra aparece también la joven Mime Faisal, quien interpreta a David, la última víctima del payaso. Contrario a lo que se pueda pensar por su edad, su papel está presente en los momentos más fuertes de la obra, conoce e igualmente maneja las implicaciones psicológicas de los personajes, pero no por eso deja de disfrutar del proceso teatral, de la convivencia con sus compañeros y, en general, de la actuación.

“Mi personaje, David, es un niño de nueve años , (...), pues yo lo quiero un montón, es como una versión literal de mí, sólo que, es como mi versión bizarra, él es absolutamente  como yo.

“Lo que más me gusta es la adrenalina que tiene la obra, el sentimiento que le causa a las personas, por el miedo, por la escenografía y los efectos, es una obra que me gusta mucho”, respondió.

Una familia simbólica

Incluso, en palabras del actor y escritor de la obra, Alexis Marsicano, esta obra se encuentra en un contexto muy real, porque cada uno de los personajes forman una familia simbólica, cada uno representa un integrante, y el trasfondo psicológico de cada uno está profundamente desarrollado.

“Es una obra que salió en una noche, de una sentada, y después de la corrección de estilo estuvimos asesorados con una psicóloga, para que la psique de los personajes fuera realmente profunda, objetiva y sensibilizara realmente al público, (...) por una parte tenemos a un payaso cien por ciento mexicano, con recursos y chistes que todos pueden reconocer y con el que el público se siente familiarizado, para que el terror psicológico pueda entrar”, puntualizó.

Así mismo, además de Payaso, los personajes adultos de la obra son una especie de payasos de la vida real, llevan una máscara, María de maquillaje e Ignacio de pedantería, con la que aparentan estar bien, pero se refugian de su soledad, y oprimen respectivamente, retratando los roles del abuso.

“La hermana es como un payaso de la vida real, es de esas personas, que se maquillan demasiado, que tienen el autoestima muy baja, necesitan llamar la atención, y al final se van con alguien que realmente las maltrata, pero sólo para sentirse acompañadas; (...), igual su novio es una persona con una autoestima muy baja, pero también es una persona muy perversa, que trata de defenderse y maltrata como su forma de protegerse ”, detalló.

Al final, "Scary Clown" se convierte en un kaleidoscopio de conceptos, símbolos y circunstancias, en el cual el espectador puede reflejar una parte de su realidad y comprender, cómo si de un espejo se tratara, todo aquello que escapa a su mirada día con día, lo que ocultan los que le rodean o aquello que no se atreve a admitir. No olvidemos que, como dice Luis Notni:

“El teatro además de ser un divertimento tiene que crear conciencia, el público se tiene que identificar con algo, (...), y si bien, no venimos a educar es posible que alguna persona recapacite o pueda comenzar a sanar sus propias heridas a través de esto”, concluyó.

 

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